Un amor conectado

Centro: instituto Bellevue - Saintes
Autores: Bellevue 13

Erase una vez, dos hombres que todo oponía y que fueron conectados por el destino.
Juan, un joven,trabajaba en Barcelona en un pequeño bar. Mientras salía las basuras por la noche, sintió una cosa que tocaba su hombro. Volviéndose, vio una rosa. Curioso, la recogió. Volvió a su casa y sintió la rosa que vibraba. Atrajo a Juan hasta el park Güell. Juan no vio nada extraño. Al día siguiente, la rosa lo llevó a la Sagrada Familia y como la víspera, no vio nada. Aquel fenómeno se produjo dos veces . El veintitrés de abril, Juan no entendió lo que tenía aquella rosa y quiso deshacerse de ella. El día de la Sant Jordi, el bar donde Juan trabajaba organizaba una fiesta y mucha gente de la ciudad estaba presente.
Luis, después de visitar la casa Battló, se fue al bar para almorzar con una rosa en la mano. Llamó a un camarero para pedir algo para comer. Juan fue llamado por un hombre, fue a verlo. La rosa comenzó a vibrar y a brillar como la de Luis. Comprendieron que su rosa los condujo al otro como almas gemelas. Después de una sonrisa, se enamoraron y se besaron entre pétalos de rosas brillantes.

 


Relato participante en el concurso Rosas per Sant Jordi organizado por rosessantjordi.com y en la que participamos. Al final del relato encontrarás un botón para votarnos.



Un amor conectado

Erase una vez, dos hombres que todo oponía y que fueron conectados por el destino.
Juan, un joven,trabajaba en Barcelona en un pequeño bar. Mientras salía las basuras por la noche, sintió una cosa que tocaba su hombro. Volviéndose, vio una rosa. Curioso, la recogió. Volvió a su casa y sintió la rosa que vibraba. Atrajo a Juan hasta el park Güell. Juan no vio nada extraño. Al día siguiente, la rosa lo llevó a la Sagrada Familia y como la víspera, no vio nada. Aquel fenómeno se produjo dos veces . El veintitrés de abril, Juan no entendió lo que tenía aquella rosa y quiso deshacerse de ella. El día de la Sant Jordi, el bar donde Juan trabajaba organizaba una fiesta y mucha gente de la ciudad estaba presente.
Luis, después de visitar la casa Battló, se fue al bar para almorzar con una rosa en la mano. Llamó a un camarero para pedir algo para comer. Juan fue llamado por un hombre, fue a verlo. La rosa comenzó a vibrar y a brillar como la de Luis. Comprendieron que su rosa los condujo al otro como almas gemelas. Después de una sonrisa, se enamoraron y se besaron entre pétalos de rosas brillantes.


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