Relato de Sant Jordi: El rosal de mi abuelo

Acababa de anochecer en Carcastillo el día de la Sant Jordi. En una pequeña casa de campo, una anciana acostó a su nieta. No estaba cansada de su día de fiesta, entonces pidió una historia a su abuela.
Bianca contestó :
“-Voy a contarte la historia que mi abuela de origen australiano me contó hace mucho tiempo. Hace cien años, los humanos maltrataban el planeta, que se vengó después creando fuegos que la destrozaron. En aquel entonces, en su tierra natal, los fuegos se intensificaron y mataron la mayoría de los animales y algunos de los habitantes. El rosal que mi abuelo había traído a España se decoloraba a medida que la situación en Australia empeoraba. Los días pasaban y la planta ennegrecía y se debilitaba. Mi abuelo estaba triste de la situación de su país que se reflejaba en su rosal. Estaba muy mal, pero un milagro se produjo. Una abundante lluvia cayó en Australia y extinguió los incendios, liberó la población y los animales. Aquel día de la Sant Jordi se volvió sagrado, fue el final de una catástrofe. El rosal que estaba prácticamente muerto, renació de sus cenizas. Sus ramas fueron reforzadas y crearon las más bellas y fuertes rosas que el mundo había visto. Australia estaba reunida y solidaria para reconstruirse, orgullosa de su pasado y lista para el futuro.
- ¿Y dónde está este rosal ahora, abuela Carmen?
- El rosal que ves al fondo del jardín, no es un simple rosal, es magia, es el rosal de mi abuelo.”

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