Relato participante en el concurso Rosas per Sant Jordi organizado por rosessantjordi.com y en la que participamos. Al final del relato encontrarás un botón para votarnos.
Erase una vez, una magnífica rosa de un rojo tan brillante que cualquier persona caía bajo su encanto. Un día, un áfido se enamoró de ella y quiso seducirla por cualquier medio, de manera que la rosa sucumbió. Creyendo en un cuento de hadas, acabó por darse cuenta de que era un amor efímero.
El abyecto parásito destruyó poco a poco toda su persona mientras el cielo desteñía el rojo de sus pétalos. Estos últimos no paraban de caer, su confianza se desvanecía, su brillo se ensombrecía. El calor que la envolvía antes se transformada en un frío que la consumía. El último pétalo cayó.
La rosa se marchitó el día de la Sant Jordi.
Cada 23 de abril, un rosal está plantado en la plaza del pueblo a fin de recordar siempre que hay que atreverse a hablar, no encerrarse en sí mismo. Hace falta no guardar silencio frente a la violencia de género porque todas las rosas merecen ser felices.
Crea tu Rosa Virtual y la enviaremos el 23 de abril